Mentir es fácil



Sorprende y decepciona el mensaje recogido en el vídeo sobre la cuestión educativa que el PSOE ha preparado en su precampaña electoral. Se titula “niño rico, niña pobre”.

Jugar a malos y buenos cuando lo que apostamos es el futuro de nuestros niños y niñas en una cuestión tan sensible como su educación, no es tan solo hacer demagogia barata, es simplemente mentir al pueblo. Con el arte y la maestría de los mejores trucos cinematográficos, pero engañando de manera deliberada para escarbar votos en unas elecciones.
Enfrentar a las redes escolares en una guerra cainita no aporta nada nuevo ni nada bueno a la solución de los problemas que padece nuestro sistema educativo. Politizar el debate educativo, una vez más, es un grave error.
El video pretende sublimar y monopolizar con poca fortuna un objetivo de la educación moderna como es el de “la igualdad”, universalmente aceptado por toda la comunidad educativa, obviando que el verdadero escalón que segrega al alumnado por motivos económicos sólo tiene una vía de solución: Desarrollando plenamente la libertad de enseñanza y facilitando a todas las familias el acceso a la escuela que elijan para sus hijos, ya sea pública o concertada sin discriminación por razón de su nivel de renta.
Son ya muchos los años que han transcurrido desde que, precisamente un gobierno socialista, inventara el concierto educativo en España. Y son demasiados años de ejercicio práctico para decir con autoridad que la experiencia de la complementariedad de redes pública y concertada, con sus déficits, ha “progresado adecuadamente”. Si la sociedad reclama algo en estos momentos, es que se desarrolle aun más esa complementariedad, que las administraciones faciliten opciones a las familias que desean escolarizar a sus hijos en el colegio de su elección. Hay muy buenas escuelas públicas y también concertadas. Mejorables muchas de ellas. La demanda de las familias es cada año como “la prueba del algodón”, que -no engaña-  y debería ser un factor al que los políticos concedieran más atención.



Sorprende tan bien el canto del cisne ofrecido por el ministro Ángel Gabilondo en la recta final de su ineficaz mandato. Suspendido en la asignatura del Pacto Social y Político por la Educación, se ha transformado ahora en el “paladín” contra los recortes en la educación de algunas comunidades. Se ha transformado en juez y parte del conflicto, como en el caso de Madrid. Hay que tener cara dura para olvidar tan pronto que el mayor recorte perpetrado a la educación española lo hizo su gobierno, sí, el de Rodríguez Zapatero, con el Real Decreto-Ley 8/2010 y que a resultas de aquel, se produjo una disminución general de salarios que afectó al personal de las Administraciones Públicas en torno al 5%, con especial incidencia en la paga extraordinaria de navidad del año 2010 y después en la masa salarial del año 2011. Recortes salariales que se trasladaron, por el principio de la “homologación” express y de “la igualación a menos” hacia todos los trabajadores de los colegios concertados.
Los problemas de la educación en la España moderna de hoy pasan necesariamente por un diagnóstico educativo, por un tratamiento educativo y por un mayor protagonismo del profesorado. Lo demás es propaganda fácil y efímera.

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